Segundo intento de fuga en centro de menores de Pereira evidencia graves fallas de seguridad
En un nuevo episodio que ha encendido las alarmas de las autoridades locales, se registró otro intento de fuga en el centro de menores de Pereira, apenas días después de que 12 jóvenes lograran escapar de esta misma institución. Esta vez, 13 adolescentes intentaron huir mediante disturbios y actos vandálicos, pero la acción fue frustrada por una rápida intervención de más de 30 uniformados de la Policía Metropolitana de Pereira.
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Los hechos ocurrieron en el Centro de Resocialización de Menores Marceliano Ossa, una institución que ha estado en el centro del debate público por sus condiciones de seguridad y su infraestructura deficiente. Las autoridades locales, al igual que la ciudadanía, se muestran preocupadas por la capacidad del centro para controlar y rehabilitar a los menores que allí permanecen bajo custodia.
El subcomandante de la Policía Metropolitana de Pereira, Oscar Ochoa, ofreció detalles del operativo. Según explicó, los jóvenes se mostraron extremadamente agresivos, lo que puso en riesgo tanto a los funcionarios del centro como a los mismos policías que intervinieron. “Fue necesaria una intervención inmediata. Se trataba de un grupo con alto nivel de violencia. Algunos portaban objetos contundentes”, señaló Ochoa.
Deficiencias de infraestructura propician nuevas fugas en centro de menores
Más allá del incidente puntual, lo que genera mayor preocupación es la situación estructural del Centro de Resocialización Marceliano Ossa. Las condiciones físicas del lugar, según lo manifestado por el subcomandante Ochoa, no son aptas para prevenir este tipo de situaciones. “Estamos hablando de una institución que presenta graves fallas de seguridad. Esto sin duda seguirá generando nuevos intentos de fuga si no se corrige a tiempo”, advirtió el oficial.
Este segundo intento de escape en menos de una semana ha reabierto el debate sobre la efectividad del sistema de resocialización juvenil en la región. Expertos en derechos humanos y seguridad han solicitado una revisión urgente del modelo actual, así como una inversión estructural en los centros encargados de la rehabilitación de menores infractores.
Las cifras respaldan la urgencia. En lo que va del año, se han registrado al menos cinco incidentes de seguridad en instituciones similares en el Eje Cafetero. Esto incluye riñas internas, amotinamientos y escapes exitosos, como el ocurrido días atrás, cuando 12 adolescentes evadieron la vigilancia sin que se haya logrado recapturarlos a todos.
El problema, sin embargo, no se limita solo a lo físico. Fuentes internas del centro han denunciado falta de personal, carencia de programas efectivos de resocialización y sobrecupo en algunas áreas. Todos estos factores, combinados, generan un ambiente tenso y propicio para actos violentos o intentos de fuga, como el más reciente.
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Reacciones y llamados urgentes a las autoridades
La comunidad de Pereira y organizaciones defensoras de los derechos de los menores han expresado su preocupación por la situación. “Estos jóvenes están en proceso de resocialización. No podemos permitir que el sistema falle en su misión por falta de infraestructura o personal capacitado”, indicó una representante de la Defensoría del Pueblo que pidió no ser identificada.
Desde la Alcaldía de Pereira aún no se han pronunciado de manera oficial sobre este nuevo intento de fuga. Sin embargo, se espera que en las próximas horas se convoque a una mesa de trabajo interinstitucional para abordar de manera integral los desafíos que enfrenta el centro Marceliano Ossa.
Por su parte, la Policía reiteró su compromiso con la seguridad y el acompañamiento permanente a la institución. No obstante, subrayó que su rol es reactivo y que las soluciones de fondo deben provenir del Estado, especialmente desde las entidades encargadas del bienestar de la infancia y adolescencia.
La ciudadanía exige respuestas concretas. Muchos vecinos del sector han reportado sentirse inseguros tras los recientes hechos y piden garantías claras de que estos intentos de fuga no se convertirán en la norma.