Un evento que une a 150 artistas en una celebración musical sin precedentes
Este viernes 18 de octubre, el teatro Santiago Londoño fue el escenario de una velada inolvidable para la música en Risaralda. La Orquesta de Cuerdas Pulsadas de Risaralda (OCPR) celebró su décima temporada con una presentación que dejó huella en el corazón de los asistentes. Con 150 artistas en escena, la orquesta brindó un espectáculo que abarcó una variedad de géneros musicales, mostrando el crecimiento y la evolución de este proyecto cultural desde su fundación en 2014.
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Un recorrido por la historia musical de la OCPR
La OCPR, que ha tenido un impacto social significativo en la región, se ha convertido en un referente cultural. El evento fue apoyado por la Alcaldía de Pereira a través de la Secretaría de Cultura, lo que resalta la importancia de la música en la vida comunitaria. La noche estuvo marcada por la participación de la Estudiantina Semillero Departamental y la Estudiantina del Eje Cafetero, que enriquecieron el repertorio con su talento.
Julián Castro, director ejecutivo de la OCPR, compartió la visión detrás del evento: “Este concierto se proyectó hace más o menos un año. Elegimos obras que hemos tocado a lo largo de estos nueve años, como parte de una antología de nuestra historia”. Esta selección no solo celebró el décimo aniversario de la orquesta, sino que también ofreció a los asistentes una mirada profunda a su evolución musical.
La orquesta ha sido un pilar en la formación de más de 80 niños y jóvenes de los 14 municipios de Risaralda, fomentando su talento y brindándoles oportunidades en el mundo de la música. La inclusión de instrumentos de percusión sinfónica, como timbales y xilófonos, además de flautas y chellos, ha permitido a los músicos explorar y fusionar estilos que van desde la música andina colombiana hasta el rock y el tango.
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Un impacto cultural y social en la región
La creación de la OCPR se planteó como una opción para visibilizar los procesos de formación musical en el departamento, especialmente en áreas alejadas del centro urbano. La orquesta no solo ofrece un espacio para el desarrollo musical, sino que también actúa como un motor de motivación para los jóvenes artistas. Esto es fundamental en una región donde el acceso a la educación musical puede ser limitado.
La emoción del público fue palpable durante el evento. Fabiola Blandón, una de las asistentes, compartió su experiencia: “Hoy me he sentido supremamente orgullosa de ser pereirana, de tener esta Orquesta de Cuerdas Pulsadas tan hermosa. Fue un concierto inolvidable”. Sus palabras reflejan el sentir de muchos que han seguido la trayectoria de la orquesta y se han beneficiado de su influencia positiva.
La OCPR ha demostrado que la música no solo entretiene, sino que también transforma y une comunidades. Con un enfoque en la inclusión y la educación, este proyecto sigue impactando la vida de muchos jóvenes, asegurando que el legado musical en Risaralda continúe creciendo.