Un viaje de amor y pérdida: la historia de Natalia, que ha conmovido a miles en redes sociales.
Natalia, una chimpancé del Bioparc de Valencia, España, ha capturado la atención y el corazón de miles de personas tras la trágica pérdida de su bebé en febrero. Desde ese momento, su historia se volvió viral en las redes sociales, donde muchos admiraron su profundo amor maternal y la manera en que los animales también experimentan el duelo. Este acto de amor y sufrimiento resuena profundamente con aquellos que comprenden la conexión emocional que existe en el reino animal.
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Un duelo desgarrador: la vida de Natalia
Natalia, perteneciente a la subespecie Pan troglodytes verus, demostró una extraordinaria dedicación hacia su cría, llevando su cuerpo sin vida a todas partes. A pesar del dolor evidente que experimentaba, los cuidadores del Bioparc decidieron respetar el instinto natural de la madre. “Desde el primer momento, priorizamos el bienestar de Natalia y su hijo. Era esencial permitir que viviera su duelo de manera natural, a pesar de que eso significara mostrar una escena tan dolorosa para los visitantes”, comentó un portavoz del zoológico.
La tristeza de Natalia resonó con muchos, llevando a un aumento de la empatía hacia los animales que atraviesan situaciones similares. La pérdida de un ser querido es una experiencia común entre todas las especies, y el caso de Natalia es un recordatorio conmovedor de que el dolor no conoce fronteras.
Un nuevo comienzo: la superación del duelo
Después de siete meses de intenso sufrimiento, el Bioparc anunció que Natalia ha decidido finalmente desprenderse de su bebé. “De pronto se desprendió de él y dejó de atenderlo. Lo depositó y no regresó, de modo que los profesionales pudieron recuperar el cuerpo”, explicó el Bioparc en un comunicado. Esta decisión ha sido interpretada como un paso importante hacia la sanación de Natalia.
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Los expertos en comportamiento animal han elogiado la forma en que el Bioparc manejó esta delicada situación, poniendo siempre en primer lugar el bienestar de los animales. Este caso no solo ilumina la capacidad de los animales para sentir y expresar dolor, sino que también abre un diálogo sobre la importancia del respeto por sus procesos emocionales.