Corte Suprema reconoce el sufrimiento animal como delito penal
En una decisión sin precedentes, la Corte Suprema de Justicia de Colombia ratificó una condena por maltrato animal, sentando así un hito en la legislación penal del país. El fallo reconoce por primera vez el sufrimiento de los animales como un delito que atenta contra su vida, integridad física y emocional, según lo establecido en el artículo 339A del Código Penal.
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El caso que dio origen a esta histórica sentencia ocurrió en el municipio de Málaga, en el departamento de Santander. Allí, un hombre atacó brutalmente con un machete a un perro llamado Chéster, causándole una profunda herida de entre 15 y 20 centímetros. El agresor irrumpió en la finca de su hermana, donde se encontraban tres perros, en medio de una disputa por la herencia del terreno familiar.
Pese a que inicialmente fue absuelto por un juzgado local, el caso fue apelado y el Tribunal Superior de Bucaramanga lo condenó. Finalmente, la defensa del hombre interpuso un recurso de impugnación especial ante la Corte Suprema, que fue desestimado, consolidando así la condena como firme.
Fallo judicial protege la vida e integridad de los animales
La Sala de Casación Penal de la Corte Suprema no solo confirmó la culpabilidad del agresor, sino que aprovechó la oportunidad para aclarar que los animales son seres sintientes, y como tales, merecen protección jurídica. El tribunal recalcó que existe en Colombia una regulación legal que establece una relación ética entre humanos y animales, donde se reconoce su capacidad de sentir dolor y sufrimiento.

“La ley impone una serie de obligaciones específicas, donde se obliga a todas las personas a respetar y abstenerse de causar daño o lesión a cualquier animal vertebrado”, afirma el texto del fallo.
Además, la sentencia aclara que el bien jurídico protegido no se limita a la vida física del animal, sino que también incluye su integridad emocional y psíquica. Este aspecto resulta especialmente relevante cuando se trata de animales domésticos, que conviven y establecen lazos afectivos con las personas.
En palabras del alto tribunal: “La protección animal se entiende como una consecuencia de la ampliación del ámbito de protección del Estado Social de Derecho y de una comprensión más integral de la vida.”
Pruebas contundentes confirmaron el maltrato
Durante el juicio, se presentaron múltiples pruebas que sustentaron la condena. Entre ellas se incluyeron testimonios presenciales, informes veterinarios y peritajes especializados. Estos demostraron que el perro Chéster fue atacado sin que hubiera provocado al agresor ni representara una amenaza.
El dictamen forense evidenció la gravedad de la herida, así como las secuelas físicas y emocionales que sufrió el animal. El tribunal valoró estos elementos como prueba de que el ataque fue intencional y cruel.
Este fallo constituye un avance significativo en la protección de los derechos de los animales en Colombia. Organizaciones defensoras del bienestar animal han celebrado la decisión, al considerarla un paso clave hacia la erradicación del maltrato y el abandono.
Un precedente que fortalece la ética y la justicia en Colombia
La sentencia de la Corte Suprema representa un llamado a la reflexión sobre el trato que reciben los animales en la sociedad. Asimismo, refuerza el papel de la justicia como garante del respeto y el cuidado hacia los seres más vulnerables.
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Además de sentar jurisprudencia, este fallo podría abrir la puerta a futuras condenas más rigurosas en casos similares. Al elevar el maltrato animal a la categoría de delito penal con consecuencias firmes, la Corte contribuye al fortalecimiento de una cultura ética más incluyente y consciente.
Organizaciones animalistas han señalado que este tipo de decisiones ayudan a transformar la percepción pública sobre el sufrimiento animal y fomentan una mayor responsabilidad social.