Esperanza Pulido: Un milagro de vida que inspira en el Mes de la Mujer
Cada vez que alguien compra un boleto de la Lotería del Risaralda, puede que no imaginen que detrás de esa venta está una mujer cuyo camino ha estado marcado por milagros, lucha y una fe inquebrantable. Esta es la historia de Esperanza Pulido, una vendedora de la Lotería que ha dedicado más de 30 años de su vida a esta labor y que, en el proceso, ha demostrado ser un verdadero ejemplo de fortaleza y resiliencia.
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Un legado familiar: más de tres décadas vendiendo lotería
Vender Lotería del Risaralda es una tradición que comenzó en la familia de Esperanza Pulido. Fue su madre quien dio el primer paso en esta labor, y luego la siguieron su padre y hermanos. Sin embargo, fue ella quien asumió esta responsabilidad de manera fija en 1994, en un momento crucial de su vida. «Me quedé fija en el año 1994, cuando ya me había casado y estaba esperando a mi primera hija», comenta Esperanza, al recordar sus primeros años en el negocio.
A lo largo de los años, Esperanza ha sido reconocida por su trato amable y su disposición para atender a sus clientes. Aquellos que la conocen de cerca, destacan su carácter tranquilo pero firme, su liderazgo y, sobre todo, su dedicación a su familia y su fe. «Lo que me gano es para mis hijos, para mi hogar y para sacar la casita», explica con una sonrisa.
La fuerza de la mujer y la espiritualidad como pilares
Ser mujer ha jugado un papel importante en su éxito como vendedora de lotería. Según Esperanza, muchas personas prefieren comprarle a una mujer por la organización y el enfoque que las mujeres suelen tener en sus hogares y familias. Pero más allá de su trabajo, lo que realmente define a Esperanza es su espiritualidad. Cada día comienza temprano, a las 5:00 a.m., para hacer oración antes de comenzar con sus tareas cotidianas. Para ella, Dios es la base de su fortaleza.

«Yo soy una hija de Dios muy comprometida», asegura. A lo largo de su jornada, que comienza con el cuidado de su hogar y continúa con su venta de lotería, Esperanza encuentra tiempo para asistir a su comunidad, donde comparte momentos de oración y recibe el apoyo espiritual que tanto valora.
El milagro de Esperanza: superando la adversidad con fe
La historia de Esperanza no solo es una de trabajo y dedicación, sino también de milagros y superación. A lo largo de su vida, ha enfrentado desafíos de salud que, para muchos, habrían sido insuperables. A los 13 semanas de embarazo de su hijo menor, presentó una preeclampsia severa, lo que provocó el nacimiento prematuro de su hijo a las 24 semanas. Aunque los médicos dijeron que no sobreviviría, tanto ella como su hijo están vivos y bien hoy en día, lo que ella considera un verdadero milagro.
«Tuve dos trasplantes de riñón, y a pesar de los riesgos y complicaciones, estoy aquí gracias a la gracia de Dios», afirma Esperanza. Uno de los trasplantes la llevó a vivir una experiencia extremadamente difícil, que incluyó una cirugía crítica que la dejó en cuidados intensivos. Sin embargo, nunca perdió la fe. En todo momento, su pensamiento fue de agradecimiento y esperanza. «He visto los grandes milagros de Dios en mi vida, incluso en las áreas que no son favorables», comenta.
En 2014, Esperanza fue una de las primeras en recibir un mega trasplante de riñón en Bogotá, un proceso que la dejó hospitalizada durante ocho meses. Sin embargo, ella sigue firme en su agradecimiento: «Todos los días le doy gracias a Dios por la niña que me donó el riñón y por el especialista que me intervino».
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La Lotería del Risaralda: más que un trabajo, una oportunidad de vida
A pesar de los desafíos que ha enfrentado, la Lotería del Risaralda ha sido un pilar fundamental en la vida de Esperanza. Fue gracias a este trabajo que pudo cumplir metas familiares y personales. «Producto de la utilidad de la Lotería, pudimos pagar nuestra casa y darle estudios a mis hijos», explica. Sus tres hijos hoy son profesionales: una publicista, una contadora pública y un futuro médico, todo ello posible gracias a los ingresos generados por la Lotería.
Aunque la vida de Esperanza cambió tras su enfermedad, su compromiso con su trabajo no ha disminuido. «Aquí sigo con mucha gratitud por la Lotería, que me ha dado mucho», afirma. A pesar de las dificultades, mantiene su carácter apacible pero firme, y continúa vendiendo lotería con la misma dedicación que ha tenido durante más de tres décadas.









