Joven de Quinchía gravemente herido por mina antipersonal en Anorí, Antioquia
Un joven de Quinchía resultó gravemente herido por la explosión de un artefacto explosivo en Anorí, Antioquia, mientras se dirigía a su trabajo en una mina. Jorge Luis Campeón Morales, de Sardinero, Quinchía, sufrió amputación de pierna izquierda y pérdida de varios dedos de su mano.
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El hecho ocurrió en la vereda Tacamocho, una zona rural donde aún persisten vestigios del conflicto armado. Según los testimonios de la comunidad, el joven transitaba un sendero habitual cuando pisó lo que se presume era una mina antipersonal. La detonación dejó gravemente herido a Jorge Luis, quien fue auxiliado por campesinos y trasladado a un centro médico bajo observación.
Comunidades de Anorí y Quinchía denuncian silencio de las autoridades
De acuerdo con María Ramírez, conocida del joven afectado, no ha existido ningún pronunciamiento por parte de las autoridades locales ni departamentales. “Es muy triste ver que un muchacho trabajador, que salió a buscar el sustento diario, ahora esté en una cama sin recibir apoyo de nadie. Él era el único que ayudaba a su padre, y ahora la familia está desesperada”, afirmó.
La ausencia de atención oficial ha causado malestar en Anorí y Quinchía, que exigen respuesta urgente del Gobierno y la Unidad para Víctimas. Habitantes indican que la familia de Jorge Luis ya había sido desplazada por la violencia, y este nuevo hecho reabre viejas heridas del conflicto.

Líderes comunitarios afirman que la zona del accidente es conocida por grupos armados ilegales y riesgos de explosivos abandonados. Pese a las alertas de la población, las labores de desminado humanitario han sido insuficientes.
Solidaridad rural frente a la falta de apoyo institucional
Ante el silencio de las autoridades, los habitantes de las veredas Sardineros, Sausagua, La Peña y Moreta se han organizado para apoyar a la familia de la víctima. Con colectas comunitarias y donaciones en especie, han cubierto parte de los gastos médicos y de manutención.
“La gente del campo no abandona a los suyos. Hemos ayudado con lo poco que tenemos, porque es un joven noble, trabajador y muy querido”, señaló un habitante de la zona. Sin embargo, la comunidad insiste en que se requiere una intervención urgente del Estado, tanto en atención humanitaria como en la prevención de nuevos accidentes por artefactos explosivos.
El caso ha puesto de relieve las duras condiciones de vida en las zonas mineras de Anorí, donde campesinos y trabajadores se exponen diariamente a riesgos derivados del conflicto armado y de la falta de presencia institucional.
Según datos de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, Antioquia sigue siendo uno de los departamentos más afectados por la contaminación de minas antipersonal y municiones sin explotar, especialmente en municipios del nordeste como Anorí, Amalfi, Segovia y Remedios.
Piden acciones urgentes y acompañamiento a las víctimas
Organizaciones sociales y defensores de derechos humanos en Risaralda y Antioquia han pedido que se active de inmediato el protocolo de atención integral a víctimas de artefactos explosivos, el cual contempla asistencia médica, apoyo psicológico, rehabilitación física y ayuda económica.
Asimismo, solicitan que la Defensoría del Pueblo y la Gobernación de Antioquia investiguen las causas del accidente y adopten medidas de protección en las zonas donde aún se sospecha la presencia de minas.
“El país no puede seguir permitiendo que campesinos e inocentes sigan cayendo en estos artefactos. Es una tragedia silenciosa que no termina”, expresó un vocero de una organización humanitaria con presencia en la región.
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Mientras tanto, la familia de Jorge Luis Campeón Morales lucha por salir adelante en medio de la incertidumbre, agradeciendo el respaldo de las comunidades vecinas, pero reclamando la atención y solidaridad del Estado colombiano.
Este nuevo caso pone en evidencia la urgente necesidad de fortalecer las políticas de desminado humanitario y de garantizar acompañamiento real a las víctimas del conflicto, especialmente en zonas rurales donde la guerra dejó sus huellas más profundas.









