Reclusos de Pereira trabajan por la ciudad

Los privados de la libertad de la Cárcel La 40 contribuyen al bienestar de Pereira mediante actividades comunitarias.

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El alcalde Mauricio Salazar impulsa un convenio para que los privados de la libertad trabajen en actividades comunitarias en Pereira

En Pereira, el alcalde Mauricio Salazar ha puesto en marcha una iniciativa para que los privados de la libertad de la Cárcel La 40 contribuyan activamente al bienestar de la ciudad. A través de un convenio con el Inpec, los reclusos podrán realizar trabajos comunitarios que incluyen tareas como limpieza de quebradas, rocería y pintura de espacios públicos. Esta medida busca no solo reducir los costos del sostenimiento de los reclusos, que ascienden a 2.500.000 pesos mensuales, sino también convertir las cárceles en espacios productivos que beneficien a la comunidad.

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Cárceles productivas: un paso hacia la reintegración social

El concepto de cárceles productivas es una propuesta innovadora que el alcalde Mauricio Salazar busca implementar en Pereira. Esta idea nace como respuesta al alto costo que implica el mantenimiento de los reclusos, cuyos gastos, según el mandatario, superan los 2.500.000 pesos mensuales por cada persona privada de la libertad. Con la implementación de este convenio entre la Alcaldía de Pereira y el Inpec, se pretende que los internos no solo permanezcan en la cárcel cumpliendo su condena, sino que también aporten al bienestar de la ciudad.

El trabajo comunitario es clave para esta propuesta. Los reclusos de la Cárcel La 40, que se encuentran en un centro penitenciario de mediana seguridad, realizarán diversas actividades como limpieza de quebradas, mantenimiento de parques, rocería de caminos y pintura de puentes y escenarios deportivos. Estas labores no solo mejorarán el entorno urbano de Pereira, sino que también permitirán a los privados de la libertad retribuir a la sociedad, generando un impacto positivo y tangible en la comunidad.

La importancia de la colaboración entre instituciones

Para que esta iniciativa se materialice de manera efectiva, ha sido fundamental la colaboración de diferentes instituciones. En este sentido, el alcalde Mauricio Salazar expresó su agradecimiento al capitán Mauricio Andrés Erazo Rosero, director de la Cárcel La 40, y al teniente coronel Óscar Leonel Ochoa Sánchez, comandante encargado de la Policía Metropolitana de Pereira. Ambos han sido piezas clave en la implementación del proyecto, acompañando a los reclusos en cada una de las actividades que se realizan en beneficio de la ciudad.

Foto tomada de: Alcaldía de Pereira

El capitán Erazo, por su parte, destacó el carácter resocializador de esta propuesta, señalando que los privados de la libertad tienen una oportunidad para redimir sus errores y contribuir positivamente al entorno en el que se encuentran. “Este es un mensaje a la sociedad de que sí se pueden resocializar si les ofrece una segunda oportunidad para enmendar sus errores”, expresó el capitán.

La visión del alcalde: más allá del trabajo comunitario

El alcalde Salazar también dejó claro que el objetivo no es solo realizar trabajos de mantenimiento en la ciudad, sino también aprovechar esta oportunidad para enseñar habilidades a los reclusos que puedan servirles una vez recuperada su libertad. A futuro, Salazar planea que los internos puedan aprender a cultivar sus propios alimentos, así como confeccionar ropa y calzado. De esta manera, la cárcel no solo sería un lugar de reclusión, sino también un espacio formativo y productivo, lo que contribuiría a la reducción de costos y, al mismo tiempo, ofrecería herramientas a los internos para su reinserción en la sociedad.

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Además, el alcalde hace un llamado a los empresarios locales a sumarse a esta iniciativa, destacando que con su apoyo, se podrían abrir más oportunidades de aprendizaje y desarrollo para los privados de la libertad. “Es necesario que el gremio empresarial de Pereira también se sume a esta propuesta. Juntos podemos enseñarles oficios que les permitan ser productivos y autónomos al salir de la cárcel”, expresó Salazar.

Un modelo para otras ciudades

Esta iniciativa en Pereira podría convertirse en un modelo para otras ciudades del país. Al transformar las cárceles en espacios productivos, no solo se beneficia la comunidad, sino que también se promueve la rehabilitación de los reclusos. El trabajo comunitario, combinado con programas educativos y de formación, podría ser clave para reducir la reincidencia delictiva y facilitar la reintegración social de las personas que han estado privadas de libertad.

El esfuerzo por hacer de las cárceles un lugar de trabajo y aprendizaje refleja un cambio de paradigma en la forma en que se entienden las políticas penitenciarias en Colombia. En lugar de ver la cárcel como un espacio de castigo, esta iniciativa propone convertirla en un lugar de oportunidad para aquellos que desean enmendar sus errores y contribuir al bien común.

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