Crece la preocupación por las balaceras en los barrios Unidos del Sur de Santa Rosa de Cabal
La violencia en Santa Rosa de Cabal preocupa a los habitantes de los barrios Unidos del Sur, donde en menos de dos meses se han registrado varias balaceras que han dejado dos personas muertas y siete heridas. El conflicto, según versiones de los residentes, estaría relacionado con bandas delincuenciales que se disputan el control del microtráfico de drogas en la zona.
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Los vecinos aseguran que viven en un constante estado de miedo. Muchos evitan salir de noche y los niños ya no juegan en las calles, por temor a quedar en medio de los enfrentamientos. A pesar de la gravedad de la situación, denuncian que la respuesta institucional ha sido mínima.
“Aquí estamos dando un grito de auxilio”, afirmó Alejandro Rodríguez, presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio La Unión. “No queremos más muertos, ni más miedo. Necesitamos que la Policía y el Gobierno municipal actúen con decisión y protejan nuestras vidas”.
Vecinos denuncian abandono y piden acciones efectivas contra la violencia
Los residentes de los barrios La Unión, San Vicente, San Judas y El Progreso, que conforman los Unidos del Sur, coinciden en que la situación se ha salido de control. En los últimos días, las noches se han convertido en un tormento: ráfagas de disparos, persecuciones y el eco del miedo resuenan en cada esquina.
A pesar de los llamados constantes de la comunidad, las autoridades locales no han ofrecido soluciones concretas. En la última reunión convocada por los líderes comunales, solo asistió un funcionario sin competencias en temas de seguridad, lo que aumentó la frustración de los asistentes.

“La administración municipal debe asumir su responsabilidad. No podemos seguir siendo invisibles. Aquí viven más de 250 niños que están creciendo entre el miedo y la violencia”, expresó Rodríguez, quien insiste en que es urgente un plan integral de intervención social y policial.
Los habitantes reclaman una presencia permanente de la Policía, el fortalecimiento del trabajo comunitario con jóvenes y mayores oportunidades de empleo para reducir los factores que alimentan la delincuencia. También solicitan el acompañamiento de la Gobernación de Risaralda y de la Fiscalía General de la Nación para frenar el avance del microtráfico en esta zona residencial.
Autoridades anuncian operativos, pero la comunidad sigue escéptica
Fuentes de la Policía de Risaralda informaron que se han desplegado operativos de control y patrullajes en Santa Rosa de Cabal, especialmente en los sectores más afectados por la violencia. Sin embargo, los residentes aseguran que estas acciones son temporales y no logran disuadir a los grupos que operan en los barrios.
“Los patrulleros llegan unas horas y luego se van. Cuando se van, los delincuentes regresan. Necesitamos presencia constante, no visitas ocasionales”, comentó una vecina que prefirió no revelar su nombre por seguridad.
El conflicto entre bandas por el tráfico de estupefacientes ha generado una ola de miedo que amenaza con alterar la convivencia en esta zona de la ciudad. Las balaceras no solo han dejado víctimas directas, sino que han afectado el tejido social, pues muchos residentes están pensando en abandonar sus viviendas para proteger a sus familias.
Expertos en seguridad coinciden en que la situación requiere un enfoque integral que combine inteligencia policial, inversión social y programas de prevención del consumo de drogas en jóvenes.
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La comunidad exige una respuesta real y sostenible
Los barrios Unidos del Sur no quieren ser recordados solo por la violencia. Líderes comunitarios y organizaciones sociales han comenzado a organizar encuentros barriales para promover el diálogo y reconstruir la confianza entre los vecinos. Sin embargo, insisten en que sin apoyo institucional, estos esfuerzos serán insuficientes.
La ciudadanía hace un llamado urgente a la alcaldesa de Santa Rosa de Cabal para que visite el sector y escuche directamente a los habitantes. “Queremos soluciones reales, no promesas. Cada día que pasa sin acción puede costar una vida”, concluyó Rodríguez.
La comunidad espera que las autoridades locales, departamentales y nacionales coordinen esfuerzos para restablecer la seguridad y la tranquilidad en una zona que, hasta hace pocos meses, era símbolo de convivencia y unión.









