Cuerpo hallado en el río Cauca revela crisis humanitaria en La Virginia
El hallazgo de un cuerpo, presuntamente de una mujer, en el río Cauca este lunes, ha desatado preocupación en la comunidad. El cadáver, arrastrado por la corriente mientras era devorado por un ave carroñera, pasó ante la mirada de decenas de ciudadanos en el puente Bernardo Arango, también conocido como el ‘Puente Rojo’. Este episodio ha vuelto a poner sobre la mesa una realidad inquietante: el uso del río como fosa común, en medio del silencio institucional.
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Cuerpo en el río Cauca: autoridades ausentes y ciudadanos alarmados
El cuerpo flotante fue avistado por transeúntes que cruzaban el puente entre La Virginia y el corregimiento de Caimalito, en Pereira. En un video que circula en redes sociales, se observa claramente cómo un ave se alimenta del cadáver. A pesar de la gravedad del hecho, ninguna autoridad local o departamental ha emitido un comunicado oficial hasta el momento.
Testigos aseguran que el cuerpo tenía características femeninas. Su estado de descomposición y la presencia del ave sugieren que llevaba varios días en el agua. La escena impactó a quienes se encontraban en el lugar, pero no provocó una respuesta inmediata de las entidades encargadas de atender este tipo de situaciones.
“Lo vimos pasar, iba muy despacio, como si nadie se preocupara por detenerlo o investigar”, dijo una comerciante que estaba en el puente cuando ocurrió el hecho.
Este no es un caso aislado. Vecinos y organizaciones sociales denuncian que la presencia de cadáveres flotando en el río Cauca es cada vez más común. La indiferencia de las autoridades alimenta la sensación de abandono institucional.
El río Cauca como fosa fluvial: una estrategia de impunidad
Organizaciones de derechos humanos han advertido durante años sobre el uso del río Cauca como un lugar de desaparición forzada. Especialmente en zonas donde confluyen varios municipios o departamentos, y la presencia estatal es débil, el afluente se convierte en un territorio sin ley.
Según reportes de la Defensoría del Pueblo y colectivos como el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (MOVICE), los cuerpos lanzados al río buscan borrar rastros de crímenes cometidos por grupos armados ilegales. La frontera entre La Virginia y Pereira ha sido señalada como una zona crítica.
El hecho de que ni siquiera se haya intentado recuperar el cadáver este lunes levanta serias sospechas. “Hay una estrategia no oficial que consiste en no tocar los cuerpos, para que no cuenten como homicidios en las estadísticas”, denunció una líder comunitaria que prefirió no revelar su nombre por seguridad.
La práctica de dejar que los cuerpos sigan corriente abajo genera una sensación de impunidad total. Además, impide que las víctimas sean identificadas y sus familias obtengan justicia. Las aguas turbias del Cauca esconden más que desechos: esconden historias, identidades y crímenes.
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Una crisis humanitaria silenciada
Lo ocurrido este lunes no solo es una tragedia individual, sino un reflejo de un problema mayor. La violencia estructural, la falta de presencia estatal y la normalización del horror están dejando una huella profunda en las comunidades ribereñas.
“El cuerpo flotó ante decenas de personas, y nadie hizo nada porque ya es parte del paisaje”, explicó un joven que grabó el video. La rutina de encontrar cadáveres en el río ha dejado de ser noticia y se ha transformado en una macabra costumbre.
A pesar de las constantes alertas, ni La Virginia ni Pereira han establecido protocolos claros de actuación frente a este tipo de hallazgos. Tampoco existen campañas visibles para denunciar, prevenir o investigar estos crímenes. El abandono institucional permite que estos cuerpos se pierdan en el olvido, igual que sus historias.