Muerte de Ana Rosa en Pueblo Rico: Tragedia que revela la crisis de atención en comunidades indígenas
El barrio Las Mercedes, en Pueblo Rico, Risaralda, es escenario de una profunda consternación e indignación tras la trágica muerte de Ana Rosa, una niña de dos años perteneciente a la comunidad Embera Katío. La pequeña falleció en el Hospital San Jorge de Pereira, después de un largo y doloroso proceso de enfermedades no tratadas a tiempo. Este lamentable suceso ha desatado un debate sobre la escasa atención médica oportuna en comunidades indígenas, que se ven obligadas a recurrir a métodos ancestrales ante la falta de recursos y accesibilidad a la medicina moderna.
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Un cuadro crítico de salud que no fue atendido a tiempo
Ana Rosa presentó síntomas graves como neumonía, desnutrición y diarrea crónica, lo que llevó a sus familiares a recurrir inicialmente al jaibaná, líder espiritual de su resguardo, quien es responsable de las prácticas ancestrales de curación. Sin embargo, el tratamiento tradicional no surtió efecto y, al ver que el estado de salud de la niña empeoraba, los familiares decidieron trasladarla al hospital en Pereira.
A pesar de los esfuerzos del personal médico del Hospital San Jorge, la condición de la niña era crítica debido a la combinación de desnutrición severa y las complicaciones derivadas de la neumonía. La pequeña Ana Rosa falleció poco después de llegar al centro hospitalario, dejando una profunda herida en su comunidad y un sinfín de interrogantes sobre el acceso a la salud en las comunidades indígenas.
El rol de la medicina ancestral y la urgente necesidad de integración con la medicina occidental
Este caso ha puesto de manifiesto las diferencias en el acceso a servicios de salud para las comunidades indígenas y la urgente necesidad de una integración entre la medicina ancestral y la medicina occidental. Mónica Gómez, defensora de los derechos humanos en Risaralda, expresó su preocupación ante esta tragedia, resaltando la importancia de que las administraciones locales y departamentales implementen políticas que permitan la atención médica oportuna para las comunidades más vulnerables.
“La medicina ancestral tiene un valor indiscutible, pero es fundamental que se articule con la medicina moderna para evitar situaciones como esta, donde una niña pierde la vida debido a la falta de recursos y de acceso a atención de salud”, indicó Gómez en una declaración a la prensa.
Investigación en curso sobre posible negligencia médica
El caso de Ana Rosa no ha pasado desapercibido para las autoridades, quienes ya han comenzado a investigar lo sucedido. Miembros del grupo de criminalística de la Sijín de la Policía de Risaralda se desplazaron hasta el hospital y el resguardo Embera Katío para esclarecer las circunstancias de la muerte de la niña. Se sospecha que podría haber habido negligencia médica, ya que el traslado de la niña al hospital se demoró considerablemente, lo que habría agravado su estado.
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La indignación de la comunidad Embera Katío
Los habitantes del resguardo Embera Katío en Las Mercedes no solo están tristes, sino también indignados por lo que consideran una falta de atención y respeto hacia su población. En una comunidad tradicionalmente marginada, donde los servicios de salud son escasos y las condiciones de vida son precarias, la muerte de Ana Rosa ha servido como un llamado de alerta para las autoridades. Los líderes indígenas han señalado que la escasez de servicios médicos en la región y la falta de comunicación con las autoridades de salud han empeorado las condiciones de vida de los pueblos originarios.
“La muerte de Ana Rosa es un recordatorio de que las comunidades indígenas siguen siendo invisibles para el Estado en términos de salud y bienestar. Exigimos respuestas y medidas inmediatas para evitar que tragedias como esta se repitan”, comentó el líder comunitario José Darío Gómez.