Exilio y cancelación de pasaportes: medidas represivas de Venezuela y Nicaragua
Los regímenes de Venezuela y Nicaragua comparten estrategias represivas contra la disidencia. Ambos gobiernos usan el exilio forzado y la cancelación de pasaportes para eliminar a opositores políticos. Estas acciones reflejan el control creciente de los dos países sobre sus sociedades y evidencian un patrón autoritario común.
En 2024, Venezuela y Nicaragua continúan siendo puntos críticos de crisis política y social. Ambos son considerados regímenes autoritarios por organismos internacionales. Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional han señalado la persecución de opositores mediante cargos como «traición a la patria» y «terrorismo». Estas medidas buscan frenar cualquier desafío interno y desmovilizar la resistencia internacional.
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Similitudes en la represión: Nicaragua y Venezuela
En Nicaragua, Daniel Ortega ha promovido reformas constitucionales para consolidar aún más su poder. Ortega y su esposa, Rosario Murillo, controlan prácticamente todas las ramas del gobierno. Por su parte, Nicolás Maduro también renovó su mandato en Venezuela de manera cuestionada. Ambas administraciones han desmantelado los frenos democráticos y cooptado el poder judicial.
Uno de los métodos más comunes de represión ha sido la acusación de «traición a la patria». En Venezuela, figuras como Juan Guaidó, María Corina Machado y Leopoldo López han sido víctimas de este cargo. En Nicaragua, Ortega ha usado esta acusación contra líderes como Cristiana Chamorro y Félix Maradiaga.
Ambos gobiernos buscan neutralizar a sus opositores mediante procesos judiciales que carecen de garantías. Despojar a los disidentes de su nacionalidad y pasaportes les impide participar en eventos internacionales y dificulta su regreso a sus países.
El exilio forzado: estrategia común de represión
El exilio se ha convertido en una herramienta de represión en Nicaragua y Venezuela. En 2023, Ortega desterró a 316 opositores, despojándolos de su nacionalidad y bienes. En Venezuela, tras las elecciones de julio de 2024, varios opositores se vieron forzados a abandonar el país, enfrentando la cancelación de sus pasaportes.
El exilio y la cancelación de pasaportes buscan desarticular la oposición interna y evitar que los críticos del régimen regresen a organizar movimientos de resistencia. El investigador Michael Paarlberg señala que estas medidas han sido parte de un acuerdo tácito entre los gobiernos de Venezuela y Nicaragua.
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Impacto del exilio y la cancelación de pasaportes
La cancelación de pasaportes y el exilio tienen graves consecuencias para los opositores. En Venezuela, Edmundo González fue exiliado a España tras ser acusado de «usurpación de funciones». De igual manera, en Nicaragua, Ortega despojó de su nacionalidad a varios líderes políticos y los desterró del país.
Estas medidas también dificultan que los opositores movilicen apoyo internacional. Al limitar la capacidad de los disidentes de viajar, ambos gobiernos buscan evitar la resistencia organizada desde el exterior.
El control sobre los medios y la sociedad civil
Además de la persecución política, los regímenes de Venezuela y Nicaragua han recurrido a la censura para evitar que los opositores hagan llegar sus mensajes al público. En Venezuela, los medios de comunicación independientes enfrentan constantes ataques, y muchos han sido cerrados o cooptados por el gobierno. En Nicaragua, la situación es similar, con numerosos medios de comunicación y organizaciones sociales perseguidos y silenciados. Esto contribuye a crear un ambiente de total control donde solo las voces oficiales pueden ser escuchadas.
La represión se extiende a todas las capas de la sociedad. En ambos países, la disidencia no solo es política, sino también social y cultural. La limitación de libertades en las universidades, sindicatos y organizaciones civiles ha sido una característica común de los gobiernos de Maduro y Ortega, buscando evitar cualquier forma de organización que no esté bajo su control. Esto refleja una tendencia autoritaria que va más allá de la política directa y afecta la vida diaria de los ciudadanos.
El futuro incierto de la disidencia en Venezuela y Nicaragua
En 2024, los regímenes de Venezuela y Nicaragua han fortalecido su control sobre las instituciones. Ambos gobiernos siguen usando el exilio, la cancelación de pasaportes y acusaciones de «traición a la patria» para sofocar a la oposición. Aunque los paralelismos entre ambos países son claros, la falta de un cambio significativo sugiere que la represión continuará.
La comunidad internacional sigue observando, pero sin una presión externa efectiva, los regímenes seguirán consolidándose, afectando las libertades políticas en ambos países. Mientras tanto, la disidencia interna se enfrenta a un futuro incierto, con una creciente represión que cada vez se extiende más allá de los líderes políticos para tocar a cualquier persona que desafíe el orden establecido por Maduro y Ortega.