Agradecer la vida dos veces, es el deber emocional de Andrés Guillermo Ibargüen Rivas, luego de que pueda superar la pérdida irreparable de su mamá, su hermana, su prima y su señor padre, Guillermo Ibargüen Arboleda, quien en medio de esta tragedia se ha convertido en su héroe.
El viaje de ida.
Todo comenzó con la alegría de la graduación de su hermana Ángela Yiseth, la emoción de la familia por la nueva profesional era inmensa y contagiosa, tanto que en los planes de viajar se incluyó la prima, Valentina Ibargüen Tobón, muy cercana a Ángela y a su tío Guillermo quien lideraba los planes de viajar a Cali para festejar junto a la nueva psicóloga de la familia.
La señora Diana Rosmira, alistaba el equipaje con el motor de saber que uno de sus sueños se hará realidad, será testigo de la entrega del título profesional que luego de varios años de esfuerzos y sacrificios consiguió su amada hija. El viaje a la capital del Valle del Cauca, era una realidad anhelada y fue así como iniciaron esta nueva experiencia.
La celebración.
Una vez en la sultana del Valle, la familia Ibargüen Rivas sintió con más fuerza la felicidad, estaban todos juntos, celebrando, viviendo un triunfo familiar, porque todos aportaron un poco de su existencia para que la graduanda pudiera ahora ser llamada Psicóloga, esto sin duda alguna también les cambiaría la vida a todos.
Don Guillermo y doña Rosmira emanaban orgullo, como padres de familia sabían lo trascendental de este nuevo logro para la familia, cada uno había puesto lo mejor de sí mismo para que sus hijos salieran adelante, ahora el reto era lograr muy pronto que Andrés Guillermo un joven de tan solo 19 años, consiguiera su título profesional, también está la pequeña Angely que con siete años recién comienza a vivir.
Todos en unión familiar festejaron a la nueva profesional, la celebración fue absoluta, padres, hermanos y prima acompañaron a Ángela Yiseth quien recibió su título y lo ofrendó a Dios y a sus progenitores por el esfuerzo, compromiso y dedicación, vinieron las fotografías, la torta, la cena, todo era alegría, nadie imaginaba que estos serían los últimos momentos en los que iban a tener oportunidad de compartir, sin embargo, como un presagio, disfrutaron al máximo estar juntos de nuevo.
El regreso.
El sábado en la noche, era el momento de regresar, poco antes de las 11 de la noche, ya estaban listos, se despidieron de Ángela y subieron al taxi, rumbo a la terminal de transporte donde tomarían el bus que los llevaría de regreso a Itsmina, donde tienen su lugar de residencia. Llegando al centro de acopio de transporte, don Guillermo compró los cinco pasajes que aparecen registrados a su nombre en el tiquete de salida y registro que expuso ante los medios de comunicación la empresa de transporte interdepartamental Expreso Arauca.
Ingresaron al Autobús, se acomodaron y estuvieron dispuestos a dormir, porque el viaje nocturno era largo, comenzó a las 12:30 am y eran más de 8 horas a bordo del vehículo, así que sólo quedaba relajarse y esperar el arribo al departamento del Chocó, luego de atravesar casi todo el Valle, Risaralda y otras zonas declaradas ya por los gobiernos como de alto riesgo, por las consecuencias que en los terrenos han dejado las fuertes lluvias.
Algunas paradas en el camino, entre esas Cartago, retrasaron un poco el tiempo del recorrido; el bus avanzó y ya en Risaralda, más curvas y montaña se iban asomando en el horizonte viajero, con luz de día, pero muy temprano, se dieron cuenta que faltaba relativamente poco para llegar, que lo más largo del trayecto se había consumado, pero sin duda alguna venía el más difícil. Días antes, el gobierno de Risaralda declaró alerta naranja en todo el departamento y además se identificaron más de sesenta puntos críticos en carreteras de la región con alerta de posibles deslizamientos, algunos ya evidentes, sin embargo, la curva “el ruso” en la vereda Cabañitas no era uno de estos.
La tragedia.
En plena curva, un árbol y algo de vegetación se desprendió de la montaña, también bajaba tierra a chorros, algunos transeúntes preocupados comenzaron a grabar lo que sucedía, mientras que el tráfico se detuvo, el bus en el que viajaba la familia Ibargüen Rivas también se detuvo, algunas personas comenzaron a mirar por las ventanillas, entre esas don Guillermo y su hijo Andrés que venían juntos, Andrés al lado de la ventana. Jhon Feniber Gaviria, el conductor, tampoco podía presagiar lo que venía a continuación, además no hubo tiempo de nada porque en cuestión de segundos el momento fue aterrador, cuando la montaña se desprendió y arrasó con todo a su paso.
Fue justo en ese momento cuando en un intento desesperado a don Guillermo se le ocurrió simplemente salvar la vida de su hijo, pudo haberlo hecho por cualquiera de sus otros tres acompañantes, pero sólo Andrés tenía esa posibilidad, de manera que este hombre de 44 años usó su último esfuerzo para empujar a su muchacho por la ventana mientras recibía el impacto de la tierra que con desproporcionada fuerza volteó, arrastró y empujó el vehículo donde iba a casa con toda su familia.
Fueron pocos segundos en que todo fue caos, luego pasaron minutos y la comunidad comenzó a intentar ayudar a sacar a las personas que se escuchaban dentro del derrumbe llorando, gritando y lamentándose, Andrés fue uno de los primeros en recibir esa ayuda, gracias al acto heroico de su papá no quedó por completo sepultado, incluso él mismo quiso ayudar, pero de inmediato fue auxiliado y retirado del lugar, mientras las personas continuaban intentando sacar a los afectados.
Don Guillermo fue sacado pronto, sin embargo, el impacto no le dejó posibilidad de sobrevivir, fue uno de los primeros nombres que apareció en la lista de fallecidos, mientras Andrés era llevado a un centro de atención médica en la ciudad de Pereira.
El dolor.
Pasaron las horas y la familia se enteró de lo sucedido, en Cali, ese mismo día Ángela fue informada de la tragedia, de inmediato viajó a la capital de Risaralda a ver en qué estado estaba su hermano y a esperar noticias de su mamá, su hermanita menor y su prima adorada.
Hoy, el dolor de esta fraccionada familia se fusiona con el valor de reconocer en su papá, don Guillermo, el héroe de su existencia, Ángela le debe además de la vida su título profesional y Andrés, ahora le debe la vida dos veces, luego de reconocer que si no hubiese sido por su padre ahora su hermana estaría sola llorando el resultado de esta terrible tragedia que enluta a todo el país.