El centro de la capital del Norte de Santander, se conmocionó ante los últimos hechos violentos que se han presentado en esta ciudad, en menos de 24 horas fueron asesinados con arma de fuego dos comerciantes, el primer caso fue el de la mujer identificada como Sandra Milena Barrios Bedoya de 47 años, el otro asesinato comprometió la existencia de José María Contreras Celis, homicidio que según las autoridades fue tan bien planeado, que el sicario sabía perfectamente cuál sería la ruta que la víctima tomaría en su camioneta Toyota Runner, de placas CUT-642, para esperarlo y cumplir con su objetivo.
El miércoles, cuando la comunidad se recuperaba del homicidio a una mujer cometido poco después de las 10 de la mañana, hacia las 6:30 p. m., un hombre, que se movilizaba en una moto Suzuki GN, se estacionó en la esquina de la avenida 6 con calle 14, del barrio La Cabrera, allí esperó pacientemente a que pasara su víctima y finalmente cumplió con su objetivo de arrebatarle la vida, luego de accionar su arma en repetidas ocasiones.
El relato con detalles que dieron los testigos, indicaron que diez minutos más tarde, de que el hombre en la moto se estacionara, el desconocido vio venir la camioneta blanca, se paró frente a su moto y una vez que el conductor frenó para darle pasó a un vehículo que bajaba por la otra vía, se le acercó y sin importar que tenía arriba el vidrio, desenfundó su arma y le disparó en tres oportunidades.
Una vez cometido el crimen, sin importar los testigos y la gran cantidad de personas al alrededor a esa hora, el sujeto señalado del asesinato, se subió a la motocicleta y emprendió la huida por toda la avenida 6 hasta llegar al canal de aguas lluvias y de ahí subió con rumbo a un sector conocido como Cuberos Niños.
Una vez terminó el acto de violencia y después de que el criminal dejara el sector, en el sitio todo fue confusión e incertidumbre. Una veintena de curiosos rodeó el vehículo y uno de ellos abrió la puerta del chofer para verificar si estaba vivo. En ese momento nadie se atrevió moverlo, solo veían que José María Contreras Celis daba sus últimos suspiros